miércoles, 8 de agosto de 2012

La asunción de la responsabilidad civil por parte del Instituto Cultural Marianista

En esta entrada, comparto unos documentos que dan cuenta de la asunción de responsabilidad civil por parte del Instituto Cultural Marianista, hecho que constituye otra conquista de la lucha de quienes fuimos víctimas de abusos sexuales en aquel colegio.

Sin embargo, meses después de su firma, este logro demandaría una nueva pelea por parte nuestra, para poder dejar sin efecto la extorsión silenciadora que pretendió realizar la institución (en la claúsula octava del convenio) con respecto a nuestas conciencias.

El 27 de Diciembre de 2001, las dos víctimas de este delito que fuimos, y somos, querellantes en la causa penal que culminó con la condena a prisión del ex hermano marianista Fernando Picciochi, logramos que el Instituto Cultural Marianista tuviese que asumir su responsabilidad civil por lo sucedido.

Esta conquista, de un alto valor simbólico, tuvo lugar cuando el ex hermano marianista Fernando Picciochi se encontraba pròfugo de la Justicia desde hacía más de un año (con un procesamiento, con prisión preventiva, por el delito de "corrupciòn de menores", ratificado por la Cámara de Apelaciones), y con una orden de captura en su contra, tanto a nivel nacional como internacional.

Hago referencia a la situación de la causa penal en el momento en que el Marianista asumió una reparación económica ante quienes fuimos sus vìctimas, ya que este logro no fue una concesiòn graciosa de su parte, sino el resultado de un nuevo escenario de fuerzas entre la instituciòn y nosotros, debido a la actuación reparadora de la Justicia (por impulso de quines fuimos las víctimas de esta historia).

Cabe señalar que la instituciòn, de manera informal, nos había ofrecido "asumir algún tipo de reparación económica por los abusos sufridos, sin necesidad de llevar el tema a la Justicia",  ya en el año 2000; cuando, antes de presentar la denuncia penal, las vìctimas fuimos al Colegio Marianista a contar lo nos que habìa pasado, y a compartir la lucha que pretendìamos llevar adelante. 

Esa propuesta informal del Instituto Marianista nos resultó inadmisible, ya que nosotros consideramos imprescindible la realización de la denuncia pública de los abusos sexuales padecidos.

A su vez, siempre sentìmos que lograr una asunciòn de responsabilidad por parte del Instituto Cultural Marianista tenía un alto valor simbólico hacia lo colectivo, por constituir una suerte de precedente institucional ante este tipo de delitos.

Por eso, nunca fue el aspecto econòmico lo central en esta legítima necesidad de reparación civil (que teníamos, y tenemos, las víctimas de estos gravísimos delitos), sino el hecho de lograr que la institución no quedara impune ante la gravedad de lo sucedido.

Sin embargo, en la claúsula octava de este acuerdo, el Instituto Cultural Marianista logró introducir una pretensión de silenciamiento, bajo el burdo eufemismo de "extender la confidencialidad del proceso de mediación", ante mi clara disidencia (pero con la aceptación de mi compañero de denuncia),  y que luego sería objeto de una existosa impugnación por parte mía, tras una dura pelea con el Marianista. 

Este motivo, el de su claúsula octava, fue el que llevó a la mediación entre la institución y nosotros a durar medio año, ya que nos resultaba inadmisible cualquier intento de silenciar lo sucedido por parte del Marianista.

Nota: La fecha de la firma del convenio, 27 de Diciembre de 2001, tras seis meses de discusión, habla por sì sola con respecto a la importancia secundaria que tenía la parte estrictamente econòmica de esta reivindicaciòn para quienes fuimos las vìctimas de los abusos sexuales; ya que el acuerdo se tendrìa que haber suscripto antes del colapso de la Argentina neoliberal (cuando regía otro sistema de paridad cambiaria entre el peso argentino y el dólar estadounidense), ocurrido el 20 de Diciembre de 2001, una semana antes de la firma de este documento.

 



 





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